No pasó el examen. La escuadra del Inti Gas Deportes tuvo una baja
presentación ante su público, al caer 1 a 0 en el Cumaná ante un recién
ascendido Pacífico FC. Al parecer, esta vez, los números no le jugaron a
favor del nuevo comando técnico, a pesar de que en Lima hizo buenas
presentaciones, primero, al ganar al mismo Pacífico por 2 a 1
y luego empatar y perder otro encuentro frente a la Universidad San
Martín de Porres.
Hay mucho que destacar de esta nueva escuadra, que a pesar de mantener a la columna vertebral del año pasado, no los hizo jugar, seguramente para evitar lesiones en algunos y, en otros, hacerlos descansar tras la fatiga de la salida de pretemporada.
Sin embargo, lo mostrado el sábado en el Cumaná fue muy pobre en cuanto a rendimiento físico y el juego en conjunto; Tabárez recurre a un desfasado 4 - 4 - 2, donde si bien, en algunos casos landauri (que iba por izquierda) se proyectaba por su banda, dejaba muchos vacíos en su sector; lo propio ocurría con Henry Colán, que tampoco fue solución. Los centrales Nick Montalva y Chuquisengo le dan cierta tranquilidad, pero cuando sus laterales se proyectan, se sienten desamparados ante la arremetida del rival.
En el medio sector hay que destacar la labor de Manuel Corrales, apático en el primer tiempo, pero muy sólido en la segunda etapa, acompañado de Corcuera que no estuvo en su mejor tarde, jugando lejos de la defensa y más aún de la delantera que no marcó diferencia.
Adelante, Ricky Pérez y Ricky Caldas no tienen ese desequilibrio que debe tener un delantero; el primero no tuvo la contundencia, mientras que el segundo tuvo varias opciones claras pero le faltó precisión.
Los cambios no resultaron, salvo el del colombiano Arroyave, que inició bien, con desequilibrio y velocidad, pero de acuerdo con el transcurrir de los minutos su rendimiento disminuyó.
En resumen, un encuentro aburrido en la primera etapa, en la segunda fracción quiso arriesgar más el Inti Gas, pero los cambios fueron insulsos, con un La Torre que no sabe a qué juega o por qué juega, dejando ciertas dudas en ese sector, con la carencia de un conductor en la medular, elemental para un equipo que requiere ganar de local todos sus encuentros con gente que sepa cuidar el balón y alimentar a la delantera.
El pórtico está bien resguardado por Mario Villasanti que le da esa seguridad, siempre en cuando su defensa esté a la altura de los compromisos que se vienen.
Es cierto, no jugaron quienes el año pasado fueron elementales en conseguir un cupo a la Sudamericana, pero seguro tendrán un lugar en el equipo, tal es el caso de Carlos Ibarra, Gary Correa, Jaizinho Gonzáles y el brasileño Oliveira. No le queda mucho tiempo al comando técnico en armar la columna vertebral del equipo, tendrá que resolver el tema en menos de una semana, pues llega el León de Huánuco comandados por Edgar Ospina que conoce muy bien a la escuadra ayacuchana.
Es entendible el desconcierto de la hinchada que esperaba mucho más, pero nada está dicho, el torneo recién inicia y hay mucho por mejorar.
Hay mucho que destacar de esta nueva escuadra, que a pesar de mantener a la columna vertebral del año pasado, no los hizo jugar, seguramente para evitar lesiones en algunos y, en otros, hacerlos descansar tras la fatiga de la salida de pretemporada.
Sin embargo, lo mostrado el sábado en el Cumaná fue muy pobre en cuanto a rendimiento físico y el juego en conjunto; Tabárez recurre a un desfasado 4 - 4 - 2, donde si bien, en algunos casos landauri (que iba por izquierda) se proyectaba por su banda, dejaba muchos vacíos en su sector; lo propio ocurría con Henry Colán, que tampoco fue solución. Los centrales Nick Montalva y Chuquisengo le dan cierta tranquilidad, pero cuando sus laterales se proyectan, se sienten desamparados ante la arremetida del rival.
En el medio sector hay que destacar la labor de Manuel Corrales, apático en el primer tiempo, pero muy sólido en la segunda etapa, acompañado de Corcuera que no estuvo en su mejor tarde, jugando lejos de la defensa y más aún de la delantera que no marcó diferencia.
Adelante, Ricky Pérez y Ricky Caldas no tienen ese desequilibrio que debe tener un delantero; el primero no tuvo la contundencia, mientras que el segundo tuvo varias opciones claras pero le faltó precisión.
Los cambios no resultaron, salvo el del colombiano Arroyave, que inició bien, con desequilibrio y velocidad, pero de acuerdo con el transcurrir de los minutos su rendimiento disminuyó.
En resumen, un encuentro aburrido en la primera etapa, en la segunda fracción quiso arriesgar más el Inti Gas, pero los cambios fueron insulsos, con un La Torre que no sabe a qué juega o por qué juega, dejando ciertas dudas en ese sector, con la carencia de un conductor en la medular, elemental para un equipo que requiere ganar de local todos sus encuentros con gente que sepa cuidar el balón y alimentar a la delantera.
El pórtico está bien resguardado por Mario Villasanti que le da esa seguridad, siempre en cuando su defensa esté a la altura de los compromisos que se vienen.
Es cierto, no jugaron quienes el año pasado fueron elementales en conseguir un cupo a la Sudamericana, pero seguro tendrán un lugar en el equipo, tal es el caso de Carlos Ibarra, Gary Correa, Jaizinho Gonzáles y el brasileño Oliveira. No le queda mucho tiempo al comando técnico en armar la columna vertebral del equipo, tendrá que resolver el tema en menos de una semana, pues llega el León de Huánuco comandados por Edgar Ospina que conoce muy bien a la escuadra ayacuchana.
Es entendible el desconcierto de la hinchada que esperaba mucho más, pero nada está dicho, el torneo recién inicia y hay mucho por mejorar.
Texto: DIARIO JORNADA
Foto: JL Cabrera
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